Eventualmente, en la vida, necesitaremos un abogado con quien asesorarnos legalmente; un escribano si necesitamos firmar un contrato, un permiso de viaje o adquirir una propiedad; un contador o actuario para poner nuestras cuentas en orden; un asesor hipotecario o incluso un agente de seguros. Si vivimos en Israel siendo hispanohablantes, seguramente vamos a necesitar no sólo que tales profesionales sean expertos en el área que nos van a asesorar (y que sean de nuestra absoluta confianza), sino que además sepan hablar nuestro idioma, para que podamos tener más claridad sobre nuestra situación y los requerimientos que el Estado pide en cada caso particular.